miércoles, 3 de marzo de 2010

SOY MOROSO DE UN CRÉDITO AL CONSUMO

Buenas, me llamo Perito de Lunas y soy un padre de familia que ha perdido su empleo hace cuatro meses. Estudié Derecho pero como Bernad Madoff no acabé y me metí a trabajar en la construcción, porque me permitía llevar a casa todos los meses entre 3000-5000€ con las chapuzas y las horas extraordinarias. Ahora en el paro me dan 1100 €, por mi base de cotización, según dicen en el INEM.
Nunca he tenido ahorros porque mi súper salario no era muy antiguo, desde 2001, fruto de la fiebre española por edificar, y las goteras de mis padres y los de mi mujer, más las necesidades de mis hijos, el alquiler la letra del coche, se llevaban toda la gasolina... Bueno, para ser honesto, he de confesar que desde 2004 algo ahorraba, porque si no ¿de dónde salía el alquiler del apartamento de Torrevieja durante la quincena de vacaciones de verano? Mi mujer dejó de trabajar en 2003 para dedicarse a nuestros mayores y a los niños. En julio se volvió a apuntar al paro, pero de momento ni la han llamado.
Esto de la crisis nos ha pillado a la familia cuando estábamos haciendo cálculos para meternos en la compra de un piso. ¡Menos mal! Anda que si nos llegamos a meter hace dos años como nos propuso nuestro amigo Pascual Duarte, estaríamos como él, a punto de que nos ejecutaran el desahucio y recogiendo los bártulos.
Sin embargo, nuestra buena suerte con los créditos no es total. Firmamos uno en marzo de 2007 para la compra de la cocina, los muebles y los electrodomésticos, que se llama crédito al consumo, según nos dijeron. Los intereses eran más caros que los de la hipoteca de una casa, pero como nos facilitaron los contratos en la propia tienda de cocinas y nos dijeron que eran igual de altos en todos los bancos, pues firmé. Lo venía pagando desde entonces... hasta hace dos meses en que tuve que decidir entre comida, alquiler de vivienda o el dichoso crédito de la cocina. Pagó el pato el crédito al consumo ¡qué iba a hacer! Y, además, como se viene oyendo que ni te quitan la cocina, ni te obligan a pagar, ni te meten en la cárcel...
 
¿No sería mejor, tienes tal proyecto y el suficiente talento para desarrollarlo con éxito, te apoyo? El personal de las entidades financieras sabe analizar los proyectos ¿por qué no les enseñan a evaluar el talento?

A mí todo esto me parece una paradoja. Las pasadas fiestas navideñas me comí el turrón siendo un asalariado endeudado pero pujante del país de la UE que más crecía y doce meses después soy un parado/moroso del país de la UE al que más profundamente ataca la crisis. Y me ha dado por pensar en la crisis financiera, otra paradoja, cuando trabajaba no tenía tiempo de pensar, siempre liado entre el tajo y la casa, en cambio ahora... Empiezo por mostrarles mis conclusiones y luego las iré justificando:
1. El sistema bancario español, como la práctica totalidad de los sistemas bancarios del mundo, se basa en la capacidad de pago del prestatario. Tanto dinero, avales o patrimonio tienes, tanto te puedo prestar. Sin embargo, la crisis con su carga de impagados pone de manifiesto que el sistema no siempre funciona ¿No sería mejor, tienes tal proyecto y el suficiente talento para desarrollarlo con éxito, te apoyo? El personal de las entidades financieras sabe analizar los proyectos ¿por qué no les enseñan a evaluar el talento?
2. Este sistema mantiene fuera de su potencial clientela a más de la mitad de la humanidad. En España, sin hacer cuentas, pensemos en los siguientes colectivos: los clásicos 10 millones de pobres, tres millones de desempleados, la mayoría de los inmigrantes, los menores, las amas de casa sin patrimonio, los que están pagando un piso. Ya sé que habrá gente en más de uno de estos colectivos, o que no todos los incluidos están fuera del sistema pero yo bastante tengo con pensar en la tragedia cotidiana que para nosotros supone, el trabajo de las cifras se lo dejo a alguno de los que, como decía el poema de Goytisolo, se hayan podido alzar “… sobre los pobres y mezquinos que no han sabido descollar”.
3. Si el G-20 va a cambiar las reglas del capitalismo, va a embridar a los bancos, por favor que no se olviden de ampliar su base de clientes, incorporando a esa media humanidad hoy excluida ¿Qué cómo se trabaja con clientes sin garantías? Pregunten en la Fundación del Pino por el premio Nóbel Muhammad Yunus de Bangladesh.
4. Las personas con ahorros suelen adaptar su consumo a ellos, o sea no suelen pedir créditos al consumo sino que compran y pagan en efectivo.
5. Las entidades financieras no conceden créditos al consumo a quienes no acreditan una cierta “solvencia” -Solbes/solvencia, curioso- en el momento de su solicitud. Luego pueden ocurrir incidentes a los prestatarios que nos impidan su devolución, motivo por el cual tendremos una reclamación de cantidad en un corto período que no podremos cumplir si nadie nos ayuda, con consecuencias de exclusión social. Pensando entonces en los prestatarios Sr. Solbes ¿no podría pensar en la posibilidad de extender la línea de avales a algunas operaciones del mercado interbancario? Comprendo que el asunto no es fácil porque entonces todo el mundo dejaría de pagar sus créditos al consumo, pero escogiendo ciertas circunstancias como el desempleo por ejemplo, además de la finalidad a la que se aplicó u otros requisitos, darían un respiro a muchas personas que no son marginales pero que por este motivo podrían llegar a serlo.
6. Si el Estado eliminara con su garantía el riesgo de impago, podría negociar con las entidades financieras rebajas no sólo en los tipos de interés sino incluso en el capital, en función de los intereses ya abonados por el prestatario ¿Podríamos llamar a una operación de este tipo “compra de activos dudosos”?
7. Por otro lado, sigue sin existir en España una entidad que ofrezca microcréditos de verdad, en las líneas y para las personas que realiza el Banco Grameen. Esta carencia supone que no se está fraguando una alternativa de inclusión en el sistema económico para la población que no cabe en el sistema bancario actual.
8. ¿Las mayores dificultades de reinserción laboral de los desempleados no coinciden en muchos de ellos con su falta de preparación, cuando no con su fracaso escolar? ¿Sería bueno pedir la vuelta a las aulas como requisito para cobrar el desempleo?
9. ¿Pintan algo las Comunidades Autónomas en la lucha para salir de la crisis económica? Si la respuesta es no ¿por qué aplican recursos a ese fin? Si la respuesta es sí ¿entonces por qué cada una aplica su particular plan para salir? Pensamos que la falta de coherencia entre estados europeos dificulta y retarda la salida de la crisis y en casa cada Administración determina y aplica sus propias recetas. Unos machotes.
Vamos a ver estas cuestiones ¿Por qué no prestan dinero los bancos? ¿Por qué ahora dicen que no se fían unos de otros? ¿Por qué como dice el Gobernador del Banco de España, los consumidores no consumen, los empresarios no contratan, los inversores no invierten y los bancos no prestan? Empecé por pensar en los tipos de créditos que dan los bancos, cajas de ahorros y demás entidades financieras -vivienda, empresas, negocios, estudios, consumo-. Fue empezar, y de inmediato caí en la cuenta de que si quería respuestas concretas, debía huir de planteamientos globales. Así que he centrado mis reflexiones en el crédito al consumo. Me siento tan culpable por no haberles pagado estas dos últimas letras todavía, que me va a costar menos esfuerzo entenderles, aunque no comparta sus planteamientos.
¿Cuál es el dilema de la banca y otras entidades financieras, para conceder nuevos créditos al consumo -las más grandes de España son SCH, BBVA, y El Corte Inglés-, en la actual situación económica?:
1. Se trata de créditos de cuantía menor –entre 3.000 y 24.000 € la mayoría– con un alto interés, algunos de los cuales tienen como garantía algún bien mueble que se está usando -como nosotros la cocina-.
2. Su índice de impagados se ha disparado desde mayo de 2008 y que todavía sigue creciendo mes a mes, espoleado por el encarecimiento del crédito, su escasez y el desempleo al que se vaticina una evolución desastrosa hasta 2010 -más del 17% en España, desde el 9,6% que había en primavera- ¡Vamos a por los 4 millones!
3. La especial vulnerabilidad de mucha de su clientela a estas causas hizo que la temida morosidad crediticia en tiempo de crisis comenzara por los créditos al consumo. Cuando las circunstancias les exige dejar de cumplir alguna de sus obligaciones económicas, eligen como yo no pagar el crédito al consumo de la lavadora, el ordenador, el coche, etc. 4. Las entidades financieras han restringido al máximo la concesión de nuevos créditos al consumo, no por problemas de liquidez que no tienen para este tipo de préstamos, sino por el miedo fundamentado en el crecimiento de los impagados a no recuperarlos.
5. Podemos pensar que la justificación de sus elevados tipos de interés es precisamente el alto riesgo de impago. Por lo tanto cuando ocurre, que se fastidien y apliquen parte de sus reservas en su cancelación. O como dice Solbes “Si una parte de las entidades han sido creadas para dar dinero deberíamos pensar que si disponen de recursos deberían prestarlos, si no es así ¿de qué viven?”
6. La desconfianza es total porque su miedo al impago se fundamenta en lo que ellos entienden como un cuestionamiento del principio de seguridad jurídica: crece la sensación de que por no pagar no va a pasar nada -ni voy a ir a la cárcel, ni van a llevarse la cocina-, hasta la previsión de que con la avalancha de impagados que se avecina, quedan por delante tres o cuatro años antes de que culmine la reclamación judicial. Ya pagaré.
¿Y por qué los españoles nos hemos endeudado hasta las cejas en los últimos años? Porque el gran motor del crecimiento ha sido el consumo interno y para que se incrementara se ha tirado el precio del dinero, ha perdido su valor y, por ende, las entidades financieras han descuidado los riesgos. Después vinieron los especuladores, los derivados, los hedge funds... También la educación tiene mucho que ver. La publicidad nos ha metido el consumo a conciencia. Entretenidos en polémicas sobre telebasura, los anuncios han dejado de cuestionarse, nos hemos olvidado de su contenido y el debate se ha centrado en si era un buen o mal anuncio. Se han hecho hasta programas con los mejores anuncios del año y del mundo… En fin, bonito refrito: necesito de todo y pago si puedo.
Los bancos tampoco están limpios de culpas. La agencia de calificación estadounidense Standard and Poor’s en un informe sobre el sistema financiero español pone de manifiesto que “El rápido crecimiento de los préstamos de los últimos diez años, la mayor competencia entre entidades, la abundante liquidez y la ampliación de la red de sucursales bancarias hizo que se relajaran las condiciones para conceder créditos”. Todos recordamos por recientes eslóganes como los siguientes: “la tarjeta de crédito que te deja pagar lo que quieras cada mes”, “Entra en… y descubre que fácil es financiar el coche que deseas”, “Necesitas hoy el dinero?¡ Llámanos! Sin preguntas, confiamos en ti”.
El endeudamiento español además se ha financiado fuera de España. La posición de inversión internacional neta de España -inversiones del país en el extranjero e inversiones extranjeras en el país- muestran una deuda externa de casi el 80% del PIB. Mientras el sector público ha reducido notablemente su endeudamiento en los últimos años, la deuda privada se ha disparado en la última década (el déficit por cuenta corriente ha llegado a superar el 10% del PIB). También es verdad que en España se ha invertido más que en los países de nuestro entorno, pero sobre todo en el sector de la construcción. El déficit de nuestras exportaciones refleja la falta de competitividad de nuestros productos y su bajo nivel tecnológico, lo que les hace muy vulnerables a la competencia de los productos de los países emergentes. Desde esta perspectiva reconforta volver a oír al Ministro de Industria, Miguel Sebastián, pidiéndonos que compremos y consumamos productos nacionales en las fiestas navideñas.
Volviendo a los créditos al consumo, las entidades financieras tomaron su decisión de prestar en función de la capacidad de pago del prestatario, sin seleccionar en función del destino del préstamo y sin reparar demasiado en otras deudas del prestatario que sumadas, elevaban su capacidad de endeudamiento hasta un punto crítico. Como todos ahora, se disculpan diciendo que nadie atisbó la crisis que se avecinaba.
Los prestatarios morosos también nos autoengañamos pensando que no vamos a pagar el crédito y que no va a pasar nada. El espejismo durará el largo período que tarde en producirse la sentencia judicial. Después ocurrirá que el pequeño asunto privado del impagado se transformará en un problema de cuantía mucho más elevada para los que puedan ir haciéndolo frente, o en un problema de orden público para los que no podamos liquidarlo que nos empujará hacia la marginación social. Todos nuestros esfuerzos se concentrarán entonces en evitar que se nos reconozcan ingresos periódicos –el salario, por ejemplo- aunque volvamos a tener trabajo, para evitar su embargo ¿Qué tipo de trabajo tendremos que aceptar para lograrlo? ¿Qué tipo de empleador? Todo un ejemplo para la integración social de nuestras familias.
En el presente y a corto plazo, la actividad principal –si no la única- de las entidades y departamentos bancarios dedicados al crédito al consumo es y será el recobro. Deberán dedicar también en 2009 una buena parte de su presupuesto de gastos al pago de abogados y costas para recuperar por vía judicial sus créditos e intereses de demora y para combatir contra la sensación de impunidad que se está instalando en parte de los prestatarios. Nunca recuperarán los créditos correspondientes a las personas que abandonen España definitivamente, rumbo a un país con mejores expectativas de empleo.
Sin embargo, los efectos más duros están por llegar. Cuando este temporal de crisis escampe ya nada volverá a ser como antes en el crédito al consumo, estoy seguro. No sé si se llegará a producir el tan cacareado cambio en la regulación bancaria aprobado por el G-20 ampliado, pero apuesten lo que quieran a que en el ámbito de los créditos al consumo se endurecerán las condiciones exigidas para su concesión; se justificará el mantenimiento de los altos tipos de interés; las tipologías de prestatarios se reducirán; también se reducirá el volumen de dinero dedicado a este tipo de créditos. Los pequeños asalariados perderemos una de las pocas fuentes de financiación oficiales y estables a la que podíamos recurrir. Expulsados del sistema financiero, ¿tendremos que volver a los prestamistas usureros cuando debamos financiar una necesidad básica, como una enfermedad o los estudios de un hijo?
Para terminar mi investigación la opinión de Muhammad Yunus, el banquero de los pobres, sobre los créditos al consumo:
“Banco Grameen da tres tipos de préstamos. Uno es para actividades generadoras de ingresos, por lo que el dinero que se recibe tiene que invertirse para crear ingresos. Otro es el préstamo-vivienda y otro es el préstamo estudiantil. Por tanto, no hay ningún préstamo de consumo en todo esto. Cuando una persona necesita dinero para su propio consumo, para una necesidad de su familia, o lo que sea, se trata de recurrir a la preparación que siempre damos desde el principio: ahorre dinero. Cada semana la prestataria tiene que ahorrar dinero, por lo que tiene una cuenta de ahorro. Por tanto, sacará el dinero de su propia cuenta. Es su propio dinero y nadie puede impedírselo. Está abierta y toma el dinero y va y lo gasta. Pero el dinero de los préstamos nunca se utiliza para el consumo. Eso es muy malo. Seguimos esto estrictamente. Nunca nos hemos desviado de ese planteamiento. Forma parte de nuestra metodología, parte de nuestra vida, el no dar préstamos de consumo.
Así pues, no sé cómo es cuando se dan préstamos para consumo, ya que no tenemos esta experiencia… Cuando los decisores políticos se den por fin cuenta de que las personas pobres son sus socios, y no meros espectadores o, incluso enemigos, progresaremos mucho más rápidamente”.
Rendir o rendirse, he ahí el dilema. Dejarse llevar Jose Antonio Sáinz, Director de Eurotalent

No hay comentarios:

Publicar un comentario