miércoles, 3 de marzo de 2010

“LAS MUJERES NO VAMOS DE FRENTE: NOS DA POR IR DE VÍCTIMAS O

MADRID. Marta Romo está contenta con la acogida de su libro La mujer líder. Y quizá por lo mucho que ha investigado y lo mucho que ha te nido que escuchar al respecto, parece un poco harta de determinados tópicos al respecto. Se puede ser mujer y líder y no tener necesariamente que presidir una empresa; se puede dirigir sin imitar a los hombres y se puede optar por no tener hijos y que no te vean como una desnaturalizada.
-¿No está harta de escuchar términos como ‘superwoman’, ‘todo- terreno’, etcétera?
- Yo soy bastante crítica con esa idea de la perfecta superwoman: trabajadora, madre, siempre impecable, con una vida social de lo más ajetreada... Ese modelo no es sostenible. Tampoco me gusta esa tendencia al hembrismo, pensar que los hombres son los que tienen la culpa de todos nuestros males. Para alcanzar la igualdad hay que olvidarse del género y centrarse en la persona. Y organismos como el Instituto de la Mujer, observatorios de Igualdad... creo que deberían desaparecer.  
     
Las directivas: “Se tiene que hablar más de ellas porque las cosas cambian casi siempre desde arriba”
-Pero quedan aún muchas cosas por hacer...
-Sí, pero las mujeres ya han empezado a asumir su liderazgo en su vida privada. Eso, por cierto, también ha generado varios problemas. Porque ahora deciden no callarse, han conseguido su independencia económica y no dependen de ningún hombre para salir adelante. Por eso muchas veces la violencia doméstica tiene que ver con la incultura.
- Veo que en su libro aparecen entrevistadas varias mujeres, pero todas son directivas. ¿Qué pasa, que no se puede ser líder sin ocupar un puesto de máxima responsabilidad?
- No, no es eso. Pero se tiene que hablar de estas mujeres porque las cosas se cambian casi siempre desde arriba.
         

Hombre y mujer: “Hace tiempo que no se habla de compartir la colada, sino de compartir el poder” - Aun así, sabe que muchas encuestas indican que las mujeres prefieren tener como jefe a un hombre antes que a una mujer...
- Sí, es absurdo porque muchas veces nos boicoteamos. También los hombres prefieren tener como jefe a un hombre. Creo que tenemos encima varios estigmas que habría que eliminar. Llevamos la cruz de la generosidad, de que siempre tenemos que cuidar de los demás, estar pendientes. ¡Y a lo mejor no te apetece! Tendríamos que ser más sinceras, ir más de frente, en vez de lo que hacemos ahora. Para conseguir las cosas, o vamos de víctimas o seduciendo.
- Ya, también parece que sólo ellas son las que tienen que conciliar. Eso muy pocas veces se le pregunta a un hombre...
-Sí, pero es que en la casa ya somos las líderes cien por cien. Y es el hombre el que quiere entrar en nuestro terreno, aunque muchas veces no le dejemos ni asomarse. Hace tiempo que ya no se habla de compartir la colada, sino de compartir el poder.
-¿Por qué sigue habiendo mucha gente que concibe el trabajo como un sitio en el que pasarse 12 horas al día?
- Eso afortunadamente está cambiando. Las generaciones jóvenes y eso también incluye a los hombres no quieren trabajos en los que hay que estar diez horas. En España hay un enorme desfase entre educación, empresa y sociedad.
     
Los jóvenes: “Para ellos todo lo que implica trabajo y esfuerzo no es válido. Lo quieren todo y ya”  
- De todos modos, nos pensamos que el ideal de mujer líder que tiene la gente metido en su cabeza es Ana Patricia Botín, cuando la mayor parte de la gente lo que quiere es vivir y ser como Kate Moss y hacerse famoso saliendo en ‘Gran Hermano’.
- Bueno, por desgracia eso es verdad. Yo doy clases en varias escuelas de negocios y de dos años a esta parte veo un cambio en los alumnos brutal. Es una generación a la que ha educado la televisión, porque sus padres no han estado inculcándoles. Para ellos, todo lo que implica trabajo y esfuerzo no es válido. Lo quieren todo y lo quieren ya. Con este planteamiento sólo pueden pasar dos cosas: que lo reconduzcamos o que no. Pero yo creo que las empresas lo están sabiendo hacer.
- Volviendo a otro tipo de personajes, ¿por qué el ejemplo de mujeres poderosas en el mundo sigue el mismo patrón? ¿Por qué Condolezza Rice y Hillary Clinton, por ejemplo, tienen esa imagen tan fría y calculadora?
-Bueno, yo es que creo que R ice es así de nacimiento, debe ser igual hasta cuando sueña (risas). Pero a Hillary Clinton la veo distinta. Tiene metido en su mente: Tengo que ser así, dura, masculina. A mí esa dureza de muchas mujeres me parece estupenda, siempre que no sea impostada. Porque cuando representas tu propio papel es cuando consigues llegar a los demás. No hay que tener miedo.
- O sea, que hay motivos para la esperanza ¿no?
- Sí, sí. Se percibe ya el cambio. Las empresas están cambiando, quizá no tanto por convencimiento como por necesidad.
 
Ángeles Caballero, Periodista
Publicado en El Economista, el 7 de mayo, 2008

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