viernes, 5 de marzo de 2010

FALACIAS MACRO

En sus cinco primeras películas, Alejandro Amenábar ha cultivado diversos géneros: el thriller ( Tesis), la ciencia-ficción (Abre los ojos), el terror (Los otros), la biografía (Mar adentro) y el cine histórico, “las de romanos” (Ágora). Y sin embargo, su obra repite dos patrones: el juego entre la vida y la muerte (“la filosofía es una meditación de la muerte”, Erasmo de Rótterdam) y la búsqueda de la verdad.
Ágora es la historia de Hipatia de Alejandría, filósofa, matemática y astrónoma, una gran maestra del siglo V asesinada por el fanatismo oscurantista. La película nos invita a la reflexión sobre el fervor que conduce a la violencia y sobre la enorme importancia de una actitud tolerante. Como ha dicho el propio Amenábar: “Lo que me resulta increíble es que aún haya chavales poniendo bombas. Este film va dirigido a ellos”.
Richard Florida, el padre del concepto de Clase Creativa (las comunidades humanas, sean ciudades, estados, países, etc. que cuentan con mayor cantidad de clase creativa se desarrollan más que el resto), ha introducido, junto al Talento y la Tecnología, la T de Tolerancia en el modelo. Hasta tal punto es esencial en el entorno globalizado actual. El término procede de la física (alude a la capacidad de los materiales de ser flexibles) y hoy se entiende como el respeto a las ideas, creencias y prácticas de los demás cuando son diferentes a las propias. Las comunidades tolerantes son las más atractivas para el Talento, las que más innovan, en las que mejor se vive.
Tolerancia. Aborrecemos la violencia cuando se presenta en el asesinato de inocentes, de personas virtuosas como Hipatia de Alejandría; nos repugna el fanatismo de los atentados terroristas. No puede ser de otra manera. Sin embargo, con mayor frecuencia se presenta la intolerancia de una forma más sutil. Es intolerante aquella organización que, cuando vienen mal dadas, “corta por lo sano” y prescinde inmediatamente de muchos de sus profesionales. Son intolerantes los ejecutivos de una empresa cuando, en una fusión, desprecian y eliminan la cultura corporativa de la compañía absorbida. O los que crean “equipos” de clónicos, con el mismo género, la misma edad, los mismos estudios, la misma experiencia.
"Mantener unas creencias profundas, arraigadas, y respetar sinceramente las posiciones ajenas. La tolerancia es una de las principales virtudes humanas y, según los estudios internacionales, los españoles no salimos bien parados de este capítulo. "Es intolerante aquel empleado tóxico que fomenta el mal ambiente de trabajo, que lo hace irrespirable. Son intolerantes los políticos que atacan a sus rivales simplemente porque no piensan como ellos. Son intolerantes los periodistas que dogmatizan y generan un estado general de ansiedad. Ser tolerante no significa el “todo vale” posmodernista, actuar como una veleta en función del viento (“mercadear con la fe”, como dice Hipatia en esta película). Significa mantener unas creencias profundas, arraigadas, y respetar sinceramente las posiciones ajenas. La tolerancia es una de las principales virtudes humanas y, según los estudios internacionales, los españoles no salimos bien parados de este capítulo.
La tolerancia es la otra cara de la Diversidad. No somos realmente tolerantes si no sabemos aprovechar adecuadamente la diversidad que existe a nuestro alrededor. Por ejemplo, la diversidad de género. En la mayoría de las películas de Amenabar (Ana Torrent en Tesis, Nicole Kidman en Los otros y ahora la filósofa Hipatia), la “heroína” lucha en un mundo de hombres. En nuestras organizaciones en general el talento femenino no se aprovecha como debiera.
Juan Carlos Cubeiro, Presidente de Eurotalent. Publicado en Expansión y Empleo, en Octubre de 2009.

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