miércoles, 3 de marzo de 2010

EL ANTÍDOTO FRENTE A LA CRISIS ES INNOVAR. ES EL MOMENTO DE LOS INCONFORMISTAS.

Muchas empresas y directivos viven en la inconsistencia, porque se habla de que las personas son lo más importante y al final no es así. Ésas son palabras vacías en muchos casos”, sostiene el consultor Juan Carrión. Para Carrión, que se acaba de incorporar a Eurotalent como director, si por la crisis “hay que apretarse el cinturón, todos, desde el primer ejecutivo, deben apretarse el cinturón. Si no, eso mata el compromiso”. Las palabras de Carrión, autor de Organizaciones idiotas y organizaciones inteligentes, llegan en un momento de crisis, que ha puesto en vilo algunos de los paradigmas de la gestión del capital humano de los últimos años, sobre los cuales conversa con LA GACETA.
En cuanto han aparecido los primeros síntomas de crisis, las empresas han pasado de un discurso que primaba la gestión del compromiso, el talento y la atracción, a una tábula rasa. ¿Qué sucede?
Estamos en el cortoplacismo, y es un error en momentos de crisis, y en busca de esa reducción a corto plazo de costes, dejar de invertir en las cosas que son importantes, como pueden ser las personas, publicidad, marca... Las empresas neandertales o idiotas reducen antes que nada formación, desarrollo, publicidad... Es un error en estos momentos de crisis irse a lo fácil. Ése es el modelo antiguo de empresa y de encarar la crisis. El tema es que quienes lo hacen están descapitalizando la organización. Te va a ir peor porque tú mentalmente quieres que te vaya peor.
Usted habla de organizaciones idiotas y, viendo el panorama, muchas empresas se comportan como tales en la actualidad.
Es inhumano tratar a la gente como se la trata en ciertos despidos. Ahora es el momento del miedo y de todos los miedos posibles que se pueden generar dentro de las organizaciones. Y el miedo paraliza.Desde el punto de vista estratégico, además, en muchos casos se observa cierta falta de visión y anticipación ante una crisis anunciada tiempo ha. ¿No habrían tenido muchos que haber diversificado?
Ahí tienes el caso de los bancos, que, aunque en ciertos temas de personas son algo neandertales, en temas estratégicos lo han hecho muy bien. Los grandes bancos no están sintiendo especialmente esta crisis. Están muy diversificados en productos y geográficamente. Lo que pasa es que nunca quieres ver lo que no quieres ver. Eso es lo que llaman los psicólogos la disonancia cognitiva: autoengañarte.
Viendo el momento actual, ¿puede ser éste un punto de inflexión en el que cambien o se redefinan muchos de los conceptos que durante los últimos cinco o 10 años han venido sonando en recursos humanos?
Sí. Es el momento de reinventar la empresa, de liberarnos del taylorismo atroz en el que aún estamos sumidos, de olvidarnos de la noción de empresas que tenemos: el modelo de la cadena de producción, burocracia... Entonces, ahí sí hay una oportunidad para cambiar concepciones.
Por ejemplo, gestión del compromiso. ¿Cómo se comprometerá en lo sucesivo un empleado con una empresa si la crisis actual ha demostrado que las compañías hablan de compromiso, pero en cuanto vienen malos tiempos despiden a su gente?
Sin duda. El compromiso es una cosa de dos. Entonces, pedimos compromiso a los empleados, pero no lo mantenemos después. ¡Eso es una coña! El compromiso es una de las palabras que más se han repetido en los últimos tres o cuatro años. Pero un gran compromiso tiende a generar una cultura fuerte y las culturas fuertes no cambian. Sí es interesante tener un cierto nivel de compromiso dentro de las organizaciones, pero que no generen culturas fuertes, porque las culturas fuertes se blindan ante cualquier forma de cambio.
Otro concepto en auge es el de marca personal (‘personal branding’).
Estamos en un mundo de inseguridad laboral. Entonces, tienes varias opciones en la vida: ser emprendedor, funcionario y trabajar para otros. Los que son funcionarios no se van a plantear jamás el Yo S.A. Los empresarios en sí mismos ya son Yo S.A. Y luego Tom Peters ha hecho popular este concepto dentro de las organizaciones: tu marca personal dentro de la empresa y tu marca personal como salvavidas ante una posible crisis, como la que estamos viviendo ahora mismo. Desde el punto de vista estratégico, además, en muchos casos se observa cierta falta de visión y anticipación ante una crisis anunciada tiempo ha. ¿No habrían tenido muchos que haber diversificado?
Ahí tienes el caso de los bancos, que, aunque en ciertos temas de personas son algo neandertales, en temas estratégicos lo han hecho muy bien. Los grandes bancos no están sintiendo especialmente esta crisis. Están muy diversificados en productos y geográficamente. Lo que pasa es que nunca quieres ver lo que no quieres ver. Eso es lo que llaman los psicólogos la disonancia cognitiva: autoengañarte.
Viendo el momento actual, ¿puede ser éste un punto de inflexión en el que cambien o se redefinan muchos de los conceptos que durante los últimos cinco o 10 años han venido sonando en recursos humanos?
Sí. Es el momento de reinventar la empresa, de liberarnos del taylorismo atroz en el que aún estamos sumidos, de olvidarnos de la noción de empresas que tenemos: el modelo de la cadena de producción, burocracia... Entonces, ahí sí hay una oportunidad para cambiar concepciones.
Por ejemplo, gestión del compromiso. ¿Cómo se comprometerá en lo sucesivo un empleado con una empresa si la crisis actual ha demostrado que las compañías hablan de compromiso, pero en cuanto vienen malos tiempos despiden a su gente?
Sin duda. El compromiso es una cosa de dos. Entonces, pedimos compromiso a los empleados, pero no lo mantenemos después. ¡Eso es una coña! El compromiso es una de las palabras que más se han repetido en los últimos tres o cuatro años. Pero un gran compromiso tiende a generar una cultura fuerte y las culturas fuertes no cambian. Sí es interesante tener un cierto nivel de compromiso dentro de las organizaciones, pero que no generen culturas fuertes, porque las culturas fuertes se blindan ante cualquier forma de cambio.
Otro concepto en auge es el de marca personal (‘personal branding’).
Estamos en un mundo de inseguridad laboral. Entonces, tienes varias opciones en la vida: ser emprendedor, funcionario y trabajar para otros. Los que son funcionarios no se van a plantear jamás el Yo S.A. Los empresarios en sí mismos ya son Yo S.A. Y luego Tom Peters ha hecho popular este concepto dentro de las organizaciones: tu marca personal dentro de la empresa y tu marca personal como salvavidas ante una posible crisis, como la que estamos viviendo ahora mismo. Esa última opción es la que importa en un momento de crisis.
Claro, puedo irme a otro sitio y montármelo por mi cuenta. La marca personal siempre ha sido muy relevante. Pero es muy complicado hacerlo si trabajas en el departamento de administración, muy interno, de gestión y procesos. Pero en muchos casos, frente a esa marca personal, seguimos pensando que alguien se tiene que hacer cargo de nosotros.
En cuanto al talento, por su parte, la crisis ofrece un escenario en el que puede aumentar el ‘gap’ entre los empleados con más talento y el resto; es decir, que los mejores se conviertan en ‘galácticos’ y el resto pase de ser ‘clase media’ a convertirse en ‘pavones’, siguiendo al Real Madrid.
A mí me gustaría que no, pero es posible que sea así, porque la concepción de la empresa que tenemos hoy es así. Tú dices que se va a polarizar. Pues es posible que sí. Otra cosa es que no debería ser así.
En retribución, por ejemplo, el último estudio de Watson Wyatt avanza esta tendencia a la polarización.
Sí. Eso se ve. En las empresas clásicas, la gente insegura, sin talento extremo, la gente busca hacerse imprescindible echándole horas.
Ahora bien, si los empleados van por un lado con la marca personal y la empresa camina hacia el otro con despidos, ¿cómo se puede conseguir reconciliar ambas tendencias? Es evidente que se entremezclan intereses contrapuestos.
Con un nuevo concepto de empresa. Muchas veces, de las empresas que se han reinventado surgen nuevos conceptos de empresa. Lo habitual es que las empresas se transformen cuando hay crisis profundas. Eso es un drama, porque las empresas deberían tener la capacidad de estar adaptándose de una manera continuada. De ahí salen empresas más libres, creativas e innovadoras. Ahora el antídoto frente a la crisis es la innovación. Ahora es el momento de los inconformistas, de la gente que quiera ponerse a pensar y hacer cosas distintas. Si hay que apretarse el cinturón, todos, desde el primer ejecutivo, deben apretarse el cinturón. Si no, eso mata el compromiso. Desde luego, si las empresas hablan de capital humano y luego despiden así, se rompe por completo todo el discurso. Son palabras vacías, pero presentes en muchas organizaciones.Juanma Roca, periodista de la Gaceta y Juan Carrión, director de Eurotalent. Publicado en La Gaceta, el 14 de Septiembre de 2008.

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